El trigo y la intolerancia alimentaria

Dirección médica de Neolife


Son centenas de miles de documentos los que se han escrito sobre la forma idónea de comer, la dieta perfecta, y a día de hoy parece que el consenso científico se inclina por la dieta mediterránea, rica en verduras, frutas, legumbres, grasas saludables como las del aceite de oliva y la de los pescados azules y proteínas con bajo contenido en grasas saturadas como las aves y pescados.

Con la epidemia de obesidad en los países desarrollados y con el fracaso estrepitoso en los esfuerzos por controlarla, las autoridades sanitarias han ido dando tumbos en los últimos años. Al principio las culpables eran las grasas saturadas y las grasas trans de las comidas rápidas, más tarde se puso el foco en el sedentarismo de la población y ahora en los azúcares refinados y alimentos de alto índice glucémico (aquellos que producen una alta liberación de insulina tras ser ingeridos como las harinas refinadas, pan blanco, pastas, arroz…). En realidad todos son culpables, se cocina menos en casa y por tanto se compra comida precocinada o se toma algo en la calle rico en grasas y harinas blancas, estamos todo el día sentados y bebemos refrescos azucarados…, ¿cómo no vamos a volvernos obesos?

trigo intolerancia

En nuestros programas Neolife de Age Management Medicine, procuramos instruir a nuestros pacientes en la vuelta a la dieta mediterránea, que precisamente tiene pocas grasas saturadas y trans y es de bajo índice glucémico (más verduras, menos harinas refinadas). Y a las harinas refinadas es donde quería llegar. ¿Sabía usted que el trigo que come hoy no es el trigo que comían nuestros abuelos? El trigo que comemos hoy está modificado genéticamente desde los años ´70 con el objetivo de incrementar su producción lo cual, después de varios lustros de ingesta, parece empezar a tener sus efectos deletéreos.

El Dr. William Davis lo describe bien en su libro “Wheat Belly” que podría traducirse algo así como “panza de trigo”. Al parecer el trigo modificado genéticamente tiene una glicoproteina llamada gliadina que tiene efectos similares a los de los opiáceos y aumenta el apetito, un perfecto veneno diario, según el Dr. Davis. El trigo lo comemos en muchísimos alimentos y por tanto nuestra ingesta de gliadina es importante, nos aumenta el apetito y se calcula que de media comemos 400 kcal de más (el equivalente a una hora de carrera continua a ritmo ligero). Además la gliadina nos hace adictos a los hidratos de carbono, incrementa la aparición de alergias, alteraciones intestinales e inflamación crónica. De hecho no es extraño que casi siempre aparezca el trigo como un alimento positivo en los estudios de tolerancia alimentaria.

Hace algo más de 10 años se puso de moda hacer análisis de tolerancia alimentaria en los programas de pérdida de peso. Te decían lo que te engordaba y lo que no te engordaba. Estaba el Test ALCAT, que cuantificaba alteraciones morfológicas de las células sanguíneas al ponerse en contacto con distintos tipos de alimentos y por otro lado estaba el test de la IgGs que cuantificaba niveles de inmunoglobulinas IgG frente a distintos tipos de alimentos. Al fin y al cabo ambos tipos de análisis detectaban que algo pasaba con algunos alimentos que no ocurría con otros, es decir intolerancias alimentarias. Llamaba la atención que muchos pacientes decían que la lechuga “les engordaba”. ¿Cómo es posible?, si apenas tiene calorías… Y en el resultado de los análisis muchos de estos pacientes tenían igG elevadas a la lechuga. Esto les producía distensión abdominal, malas digestiones, cierta retención hídrica y el paciente lo interpretaba como “engorde”.

Con el paso del tiempo nos fuimos dando cuenta que casi todos los resultados de los análisis daban IgGs elevadas al trigo. Parecía lógico pues las intolerancias se producen cuando sufrimos un aumento de la permeabilidad intestinal que favorece la entrada en el torrente sanguíneo de alimentos no totalmente digeridos y nuestro organismo responde produciendo IgGs frente a estos alimentos. Aquellos alimentos más presentes en nuestra dieta rutinaria serán los candidatos principales a desarrollar intolerancias y el trigo es precisamente uno de ellos. Cuando retirabas el trigo en todas sus presentaciones de la dieta del paciente, adelgazaba sí o sí. ¡Ahí estaba el secreto de los análisis para saber lo que te engorda! Si retiras el trigo, retiras el pan, la pasta, la bollería, la repostería tuna infinidad de alimentos, al final reduces la ingesta de calorías y… ¿cómo no vas a adelgazar?

Los análisis de tolerancia alimentaria son muy útiles para tratar ciertos síntomas, pero no tanto para programas de pérdida de peso. Su resultado no es válido más allá de tres meses, las intolerancias van cambiando. Pero sí es cierto que gran parte de los males que azotan a las sociedades modernas en lo relativo al sobrepeso, obesidad, hiperinsulinismo, prediabetes, enfermedad cardiovascular, etc, se deben a los cereales genéticamente modificados, a la gliadina, a su efecto adictivo y estimulante del apetito…

Desafortunadamente, ni siquiera escogiendo productos derivados de los cereales integrales y ricos en semillas podemos asegurar que la materia prima no esté genéticamente modificada, lo cual hace que incluso estos cereales integrales sean de mayor índice glucémico que los que comían nuestros abuelos. No obstante, nuestra recomendación es seleccionar los panes, pastas y arroces integrales, y en la medida de los posible, limitarlos. ¿Y entonces qué comemos?, pues verduras frescas, carne orgánica, aves de corral, pescado salvaje pequeño, frutas de bajo índice glucémico como los frutos rojos… Hazlo durante 3 meses y ya verás como pierdes peso graso.