¿Por qué las mujeres por las noches tienen frío y los hombres calor?


El motivo es que el sistema de termorregulación de hombres y mujeres es diferente: la mujer está mejor diseñada y se aisla mejor que el hombre.

Los estudios controlados realizados indican que el exceso de frío o calor, que afectan a toda la población en mayor o menor medida, son especialmente importantes en las personas mayores, cuyos mecanismos de autorregulación de la temperatura corporal funcionan peor. Hasta un grado de aumento de la temperatura en el dormitorio, por encima de la temperatura ideal,  provoca en estas personas mayores un 24% de trastornos de sueño.

Dr. Acuña-Castroviejo y Dra. Escames

Instituto Internacional de la Melatonina (https://www.institutodelamelatonina.com)


¿Qué pasa si pasamos frio mientras dormimos?

El sueño se inicia normalmente cuando los niveles de melatonina, que empiezan a elevarse a partir de una hora determinada, que se llama DLMO (Dim Light Melatonin Onset), y que es alrededor de las 20 horas, alcanzan un determinado valor, suficiente para ir induciendo el descenso de la temperatura corporal (unas 3 horas después). Ambos factores, aumento de melatonina y descenso de temperatura, inician el proceso de sueño, disminuyendo la actividad cerebral. Es por eso que por la noche nuestra temperatura corporal disminuye y podemos tener sensación de frío incluso en verano, lo que hace que nos tapemos aunque sólo sea con la sábana, para reducir así la pérdida de calor por el cuerpo.

Es decir, sentir frío mientras dormimos es normal y fisiológico, pero fácilmente corregible.

Problemas de temperatura a la hora de dormir - Neolife

¿Y si pasamos calor?

Podemos pasar calor por múltiples causas, incluyendo abrigarnos excesivamente al ir a la cama, precisamente por empezar a tener esa sensación de frío que antes hablamos. Ello nos hace destaparnos por la noche, muchas veces inconscientemente, lo que puede hacer que de nuevo tengamos frío.

Otras causas del calor son ya patológicas, como fiebre, o consecuencias de cambios hormonales, como en la menopausia, o provocados por algunos medicamentos, aparte de la hiperhidrosis, enfermedad que origina sudoración excesiva. Puede alterar la calidad del sueño si además se acompaña de sudoración excesiva, que condiciona un estado de humedad.

Al final, los cambios de sensaciones de frío a calor pueden producirnos un sueño menos profundo y una sensación subjetiva (y objetivable) por la mañana de un mal descanso.

¿Cómo reacciona nuestro organismo ante temperaturas muy altas o muy frías a la hora de dormir?

Si el ambiente es muy frío o pasamos frío por la noche, tendemos a reducir la superficie corporal encogiéndonos. También se produce vasoconstricción cutánea periférica; en consecuencia presentamos menos pérdida de calor por el organismo, que intenta mantener la temperatura central normal. Abrigándonos lo máximo posible contribuimos voluntariamente a reducir también esa pérdida de calor.

Si hace mucho calor, el problema puede ser mayor; nos estiramos y hay mayor vasodilatación cutánea para eliminar más calor desde la circulación superficial al ambiente, pero si es muy elevada la temperatura ambiente, el gradiente térmico de transferencia de temperatura desde el cuerpo al ambiente se reduce, con lo que la pérdida de calor es pequeña. Si, además, el calor ambiente es húmedo, la evaporación del agua por sudoración se reduce enormemente, por lo que la pérdida de calor por evaporación también se reduce.

En resumen, los mecanismos de pérdida de calor en estas condiciones de elevada temperatura ambiente no son muy eficaces, lo que lleva a una dificultad añadida de conciliar el sueño. Incluso nos despertaremos porque la sudoración provocará humedad en las sábanas, que nos producirá por la noche sensación de frío.

¿Puede afectar a nuestro descanso? ¿Cómo?

En efecto, tanto el frío como el calor activan los procesos fisiológicos antes comentados, que impiden el mantenimiento de una correcta temperatura corporal necesaria para que el proceso de sueño se mantenga normalmente. El frío actúa como una señal de alerta que aumenta la actividad cerebral para que pongamos en marcha mecanismos voluntarios de contención del frío, además de los que involuntariamente pone el marcha nuestro organismo a través de los centros de termorregulación; en un estado de frío excesivo llevaría a la tiritona. El exceso de calor nos mantiene en una mayor vigilia para hacer lo contrario. A todo ello hay que sumar que el calor en exceso, por la sudoración y perdida de agua, nos pude producir sensación de sed, lo que nos mantiene de nuevo en estado de vigilia o alerta.

Los estudios controlados realizados indican que estos factores, que afectan a toda la población en mayor o menor medida, son especialmente importantes en las personas mayores, cuyos mecanismos de autorregulación de la temperatura corporal funcionan peor. Hasta un grado de aumento de la temperatura en el dormitorio, por encima de la temperatura ideal, provoca en estas personas mayores un 24% de trastornos de sueño. El descenso de un grado se asocia con disminución también de la eficiencia de sueño. En ambos casos, además de la alteración de la percepción térmica, existe una disminución de la producción nocturna de melatonina, lo que contribuye a la mala calidad del sueño.

¿Por qué casi ninguna pareja está de acuerdo en la temperatura a la hora de dormir? Si uno tiene frío el otro calor?

Porque el sistema de termorregulación de hombres y mujeres es diferente. Ambos sienten la temperatura ambiente de manera diferente, y sus respectivos organismos reaccionan de manera distinta también para regular su temperatura central.

La mujer mantiene su balance térmico con sólo modificar el flujo sanguíneo a la piel, aumentando rápidamente la pérdida mayor o menor de calor por transferencia térmica desde la piel al ambiente. Por eso, al pasar de un ambiente frío (la calle) a uno caluroso (una cafetería), la mujer se quita la chaqueta, pero al rato se la pone porque de nuevo tiene sensación de frío; ha transferido rápidamente calor a ambiente a través de la piel, perdiendo rápidamente calor por lo que aparece esa sensación de frío. El hombre, por el contrario, tiene una menor capacidad termorregulatoria periférica, y la frecuencia de quitarse y ponerse la chaqueta es menor.

De aquí se derivan muchos problemas, tan típicos como la temperatura a la que se regula el aire acondicionado en los sitios públicos; se ha calculado para la temperatura ideal del hombre (hace muchos años, cuando pocas mujeres trabajaban), no de la mujer, y ésta siempre tiene frío.

¿Cómo podemos llegar a un acuerdo?

La mujer, al tener mayor capacidad de reducción de flujo sanguíneo a la piel, junto al mayor tejido graso subcutáneo, puede aislarse mejor. De ahí se deriva otra curiosidad, y es que la mujer dedica más proporción de su sangre a mantener la temperatura de los órganos vitales (corazón, pulmones, etc.), mientras que el hombre usa la sangre para mantener más caliente la piel, en detrimento del resto, perdiendo calor más fácilmente.

Por esos motivos, el hombre tirita por debajo de 18 grados y suda por encima de los 31 grados, y la mujer no.

Pero la mujer siente los cambios de temperatura más rápidamente que el hombre.

Es decir, si la mujer es más friolera que el hombre es porque, en este sentido, como en muchos otros, está mejor diseñada.

La solución, como siempre, es equilibrando la temperatura ambiente, tanto invierno como verano, en un término medio. ¿La temperatura ideal en el dormitorio? Ni mucho frío ni mucho calor: entre 17 y 20 grados. La compensación adicional de sensación de frío o calor se realizará en cada caso con más o menos abrigo.

¿Qué ropa deberíamos llevar si nuestra pareja se empeña en dormir como en el polo?

Si la temperatura ambiente es muy baja, ropa de dormir (pijama) gruesa, transpirable pero que abrigue, y una manta ligera pero aislante (polar) es el sistema ideal. Si nos ponemos ropa gruesa y poco transpirable, al final tendremos una sensación importante de calor excesivo.

¿Y qué ponernos si, por el contrario, hace demasiado calor para nosotros?

Al contrario, ropa muy suave, ligera, muy transpirable y, en cualquier caso, dormir desnudo sólo cubierto por una sábana ligera, para prevenir esa sensación de frio nocturno por la bajada fisiológica de nuestra temperatura corporal.

¿Cuál es la temperatura ideal para dormir acompañado? Porque no es lo mismo una cama para dos, que un dormitorio de single.

Para la pareja, de 17-20 grados. Si duerme sólo, según sea hombre o mujer, puede seleccionar su temperatura ideal.